LOCOMOTORA N.º 3 DE LAS SALINAS DE TORREVIEJA
Tractor Deutz 55112/1952
Las salinas de Torrevieja pertenecían al Estado, que las arrendó a una compañía privada, filial de la Salinera Española, en 1897: la Sociedad Arrendataria de Torrevieja. Esta empresa introdujo importantes mejoras en la producción y el transporte de la sal, entre las que destaca la construcción de un ferrocarril de vía de 750 milímetros de ancho que unía las salinas con el puerto. La tracción en esta línea se hizo en los primeros años con locomotoras de vapor, pero en los años veinte se introdujeron los primeros tractores de gasolina, una iniciativa pionera en nuestro país.
Ya en la década de los cincuenta llegaron más locomotoras, diésel esta vez, que se verían complementadas con el último lote de máquinas, incorporado al ferrocarril ya a principios de los setenta, cuando la línea férrea se había modificado para acceder al nuevo muelle de poniente del puerto de Torrevieja.
El ferrocarril se clausuró a mediados de los años ochenta y las locomotoras diésel, después de permanecer almacenadas en las instalaciones de las salinas, cubiertas con plásticos, se dispersaron por diversas ubicaciones: desde una plaza en Torrevieja hasta un chatarrero, pasando por la sede de la Associació Alacantina d’Amics del Ferrocarril.
Las unidades de los años cincuenta procedían de la casa Deutz y pertenecían a dos modelos, uno pequeño para maniobras y otro, de mayores dimensiones y potencia, destinado a remolcar los trenes en la línea. Numeradas en la serie 2-5, estas últimas cargaron mayoritariamente con el peso de la tracción en el ferrocarril durante casi 20 años, hasta la llegada del siguiente lote: las Diema de la serie 11-13.
Una DEUTZ sin identificar remolcando vagonetas de sal. Foto: archivo de Francisco Sala, cronista de Torrevieja.
La locomotora número 3, actualmente preservada en Torrellano, pertenece a la serie 2-5 y es, por tanto, una máquina fabricada por Deutz, en este caso en 1952. Pertenece al tipo A4L514, su potencia es de 55 caballos y su peso de 12 toneladas. Responde al modelo ya clásico con una cabina en un extremo y un capot que alberga el motor en el otro. La transmisión recae sobre un eje que comunica el movimiento al otro por medio de bielas. Para equilibrar pesos y evitar vibraciones, dispone de unos contrapesos situados en las muñequillas de los ejes. Estas máquinas llevaban su número pintado en los laterales de la cabina y en el frontal del capot en caracteres de grandes dimensiones.
La DEUTZ n.º 2 en el muelle de carga de sal. Muelle de poniente del puerto de Torrevieja. Postal comercial del archivo de Francisco Sala, cronista de Torrevieja.
Las máquinas de esta serie se mantuvieron en activo hasta el final del ferrocarril y trabajaban, con las más modernas Diema, remolcando los trenes entre las salinas y el muelle de poniente. El ferrocarril renovado disponía de vía doble y, al final del recorrido en el puerto, existía un gran bucle que permitía el regreso de las composiciones a las salinas, una vez descargados los vagones, sin tener que invertir la marcha. En el muelle existían unas cintas transportadoras que recogían la sal de los trenes y la vertían en las bodegas de los barcos.
La DEUTZ n.º 3 en las salinas de Torrevieja. Foto: archivo de Francisco Sala, cronista de Torrevieja.
Desde el punto de vista del patrimonio industrial, la dispersión de las locomotoras diésel de Torrevieja ―y posiblemente la desaparición de algunas unidades― supuso la pérdida de una gran ocasión: la de conservar una singularísima colección de tractores, entre los que se encontraban piezas de la primera época de este tipo de tracción en nuestro país. La más antigua, el tractor número 7, un Orenstein & Koppel de 1926, recaló en una chatarrería de Zaragoza: un triste destino.
Textos elaborados por José Antonio Gómez Martínez.